Para conocer la calidad de un suelo agrícola es fundamental analizar primero sus propiedades tanto físicas, químicas como biológicas. Esta información nos será imprescindible para saber las necesidades de fertilización de las mismas y su estado en general, es decir, si tiene poca materia orgánica, como es su capacidad de intercambio iónico, su pH o hay que añadir nitrógeno para compensar la necesidades de los cultivos plantados. Todos estos parámetros y muchos más son muy importantes y rutinarios en un laboratorio de análisis agrícola.
Los análisis de suelos agrícolas se centran en la conocida como “capa arable”, la que tiene los primeros 20 cm de profundidad aproximadamente. En esta zona del suelo se concentran la mayoría de las reacciones químicas de los principales nutrientes, así como las actividades biológicas asociadas a la rizosfera (la parte del suelo próxima a la raíz).
Saber el estado nutricional de una parcela de cultivo suele ser una tarea ingente, sobre todo si las dimensiones de la misma son grandes. Como es imposible analizar la totalidad del suelo (inviable económicamente), se suele coger y analizar solo una muestra representativa del mismo.
¿Cómo se recoge una muestra representativa de un suelo?
Existen numerosas metodologías para obtener muestras representativas de un suelo que varían en función de lo que se quiera estudiar. En el siguiente vídeo elaborado por la Unidad de Edafología de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) podemos ver el sistema de elaboración de Muestra Compuesta de suelo.