La ciencia del compost
 
Reciclando en casa con compostadores automáticos. ¿Realmente funcionan?

Reciclando en casa con compostadores automáticos. ¿Realmente funcionan?

Modelos de compostadores automáticos

Los residuos domésticos, los que generamos en nuestras casas, suelen tener una alta proporción de materia orgánica susceptible de convertirse en compost. De hecho, algunos estudios la estiman entre un 50 y 60% en peso, una cifra nada desdeñable como fuente de materia orgánica. Sin embargo, gran parte de estos residuos se recogen de forma mezclada, lo que se traduce en compost de calidad media-baja por su contenido en metales pesados. Según el último informe publicado por el Instituto Nacional de Estadística, durante 2017 en España cerca del 81% de los residuos municipales se gestionaron como residuos mezclados, siendo el resto residuos precedentes de la separación selectiva: papel y cartón, vidrio, envases y embalajes mixtos, y otros (INE, 2019). Y es que la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, solo se considera “compost” al material orgánico obtenido mediante tratamiento biológico aeróbico y termófilo (o compostaje) que proviene de residuos que se han separado previamente en su origen (los del famoso quinto contenedor). Por otro lado, se denomina “material bioestabilizado” aquellos compost hechos con los residuos mezclados, y como es lógico esto limita su uso agrícola, solo permitido para la primera opción.

Y es que la falta de calidad de los compost junto al elevado coste de su tratamiento, han motivado la aparición de alternativas a la gestión centralizada de los residuos municipales. Algunos ejemplos son el compostaje doméstico y comunitario, que muchos municipios fomentan a través de la Red Estatal Composta en Red (www.compostaenred.com). Otra alternativa menos implantada pero cada vez más importante es el uso de compostadores automáticos o eléctricos, pequeños electrodomésticos que permiten a las familias gestionar sus propios residuos en casa.

Según las indicaciones de los fabricantes, estos equipos permiten transformar entre 50 y 100 kg de residuos al mes según el modelo. Se basan es un proceso termófilo (funcionan entre 45-60ºC), en el que con la ayuda de aspas mecánicas giratorias, los residuos se van transformando. La microbiología que los descompone viene fundamentalmente de los propios residuos, aunque también se pueden adquirir inóculos microbianos o iniciadores del proceso. En el mercado existen varios modelos de compostadores electrónicos como los de NatureHill (hacen compost en pocas semanas), Food Recycler Home (en pocos días) o los Oklin (en 24 horas).

Con el fin de comprobar si este tipo de equipos son realmente efectivos y pueden generar compost de calidad a partir de los residuos domésticos, científicos de la República Checa han investigado su funcionamiento durante varios años, analizando el proceso y la calidad del material obtenido. Han medido la evolución de muchos parámetros, entre ellos sus características físico-químicas, su estabilidad biológica, la formación de sustancias húmicas, la degradación de la materia orgánica, las actividades bioquímicas y enzimáticas implicadas, las características espectroscópicas de la materia orgánica, e incluso la fitotoxidad de los compost obtenidos. También ensayaron diferentes mezclas de residuos y aditivos, desde biochar hasta un inóculo microbiano proporcionado por los propios fabricantes. Después de estos trabajos tan detallados, la conclusión fue que los compost que se obtienen no cumplen con los estándares mínimos de calidad, ya que los materiales son todavía biológicamente muy activos, con poca o ninguna presencia húmica y con una elevada salinidad, lo que limita su uso.

Estos estudios ponen de manifiesto lo que ya sabemos: que el proceso microbiológico del compostaje necesita su tiempo. Y es que aunque se puede acelerar ligeramente, los resultados obtenidos no son comparables con un compostaje estándar. Es posible que para residuos más problemáticos estos factores sean limitantes, pero no tanto para los residuos domésticos. De hecho, no afectan negativamente a las plantas cuando se añaden directamente a las macetas. Según mi opinión, aunque lo que se obtiene no es un compost estrictamente dicho, estos equipos si cumplen su función: la de transformar los residuos domésticos lo suficiente como para reducir el volumen que llega a los contenedores y a las plantas de tratamiento. Si bien, tienen algunos inconvenientes como la alta salinidad, la falta de madurez del producto o la generación de mucho lixiviado, que hay que resolver para obtener un producto de buena calidad pero son relativamente fáciles de solucionar. ¿Se os ocurre cómo hacerlo?

No dudes en dejar un comentario con tu opinión, y si conoces alguna otra marca o fabricante, por favor házmelo llegar en la sección de comentarios. Gracias por adelantado.

Las fuentes:

  • INE, 2019. Estadística sobre Recogida y Tratamiento de Residuos Estadística sobre Recogida de Residuos Urbanos Año 2017. Disponible en https://www.ine.es/prensa/residuos_2017.pdf
  • Stanislava Voběrková, Alžbeta Maxianová, Nikola Schlosserová, Dana Adamcová, Martina Vršanská, Lukáš Richtera, Milica Gagić, Jan Zloch, Magdalena Daria Vaverková. (2020). Food waste composting – Is it really so simple as stated in scientific literature? – A case study. Science of the Total Environment, 723, 138202. https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2020.138202
  • Marek Kucbel, Helena Raclavská, Jana Růžičková, Barbora Švédová, Veronika Sassmanová, Jarmila Drozdová, Konstantin Raclavský, Dagmar Juchelková (2019). Properties of composts from household food waste produced in automatic composters. Journal of Environmental Management, 236, 657–666. https://doi.org/10.1016/j.jenvman.2019.02.018

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