En el compostaje se produce un incremento de la temperatura coincidiendo con la mayor actividad biológica. Durante la fase termófila se produce la degradación y transformación de la materia orgánica por la actividad microbiana y como resultado, se alcanzan temperaturas cercanas a 60-65ºC durante varios meses en función de los residuos orgánicos de partida. Este es el principal motivo por el cual existe una higienización de los composts, es decir, una reducción o eliminación de microorganismos patógenos presentes en los residuos ya que estos no aguantan tanta temperatura durante tanto tiempo. Esto muy importante sobre todo cuando trabajamos con residuos de origen animal como los estiércoles, materiales con alto contenido en patógenos al ser de origen fecal. Como ejemplos ilustrativos de patógenos tenemos algunas cepas de Escherichia coli (por ejemplo la O157:H7) y Salmonella spp., siendo los límites legislativos permitidos menos de 1000 NMP (número más probable) por gramo y ausente en 25 g de compost respectivamente.
Estos microorganismos son indeseados en cualquier compost y muchos investigadores estudian la forma de mejorar su eliminación durante la fase termófila. Así en un reciente estudio publicado, el equipo de la Dr. Patricia Millner ha probado una técnica física que mejora y alarga la fase termófila. Lo han hecho cubriendo las pilas con una capa de unos 30 cm de compost ya maduro. Lo han hecho usando dos sistemas de compostaje, uno de pila estática y otra con volteo mecánico, añadiendo en varios lugares de las pilas un inóculo con los dos patógenos comentados. Ha medido su supervivencia con el tiempo y lo han relacionado con otros parámetros de control del proceso. Han demostrado que esta sencilla técnica incrementa la duración de la fase termófila y también, reducela presencia de dichos microorganismos en un plazo corto tiempo. Este comportamiento se ve en ambos sistemas de compostaje, siendo más efectivo en las pilas volteadas. Como conclusión vemos que de esta manera tan sencilla podemos mejorar la higienización de nuestros materiales alargando ligeramente el proceso pero dotándolos de una mayor calidad biológica.
This study investigated the effect of a 30-cm covering of finished compost (FC) on survival of Escherichia coli O157:H7 and Sal-monella spp. in active static and windrow composting systems. Feedstocks inoculated with E. coli O157:H7 (7.41 log CFU/g) and Salmonella (6.46 log CFU/g) were placed in biosentry tubes (7.5-cm diameter, 30-cm height) at three locations: (i and ii) two opposing sides at the interface between the FC cover layer (where present) and the feedstock material (each positioned approximately 10 cm below the pile’s surface) and (iii) an internal location (top) (approximately 30 cm below the surface). On specific sampling days, surviving populations of inoculated E. coli O157:H7 and Salmonella, generic E. coli, and coliforms in compost samples were determined. Salmonella spp. were reduced significantly within 24 h in windrow piles and were below the detection limit after 3 and 7 days at internal locations of windrow and static piles containing FC covering, respectively. Likewise, E. coli O157:H7 was undetectable after 1 day in windrow piles covered with finished compost. Use of FC as a covering layer significantly increased the number of days that temperatures in the windrows remained >55°C at all locations and in static piles at internal locations. These time-temperature exposures resulted in rapid reduction of inoculated pathogens, and the rate of bacterial reduction was rapid in windrow piles. The sample location significantly influenced the survival of these pathogens at internal locations compared to that at interface locations of piles. Finished compost covering of compost piles aids in the reduction of pathogens during the composting process.
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