Uno de los materiales más utilizados en compostaje es el estiércol. Este residuo agrícola se ha utilizado desde hace mucho tiempo (e incluso en la actualidad se usa habitualmente) como fertilizante orgánico, bien mediante su adición directa al suelo, bien tras un proceso de tratamiento físico (se suele desecar) o biológico (como es el compostaje).
Los pequeños agricultores suelen decantarse por la primera opción, la adición directa al suelo. Esto se suele hacer mucho antes de que los cultivos estén en su fase de crecimiento vegetativo, añadiéndolo un tiempo prudencial para que de tiempo a que se descomponga en el suelo y se liberen los nutrientes (en especial el nitrógeno). Hay que tener mucho cuidado en como hacerlo, ya que si se hace mal podemos dañar seriamente los cultivos que estemos fertilizando. Si queréis repasar las características agroquímicas de un estiércol, podéis consultar los siguientes enlaces:
Como decíamos antes, los pequeños agricultores suelen tener un número de ganado limitado pudiendo gestionar fácilmente el estiércol que producen. Cuando las explotaciones son más grandes, la cosa es más compleja. En este caso, se suelen usar algunos métodos para facilitar su gestión, tal y como podemos ver en el siguiente vídeo:
Aquí, el profesor Fernando Estellés, profesor del Departamento de Ciencia Animal de la Universidad Politécnica de Valencia, nos habla brevemente de la gestión de las deyecciones ganaderas para su correcto aprovechamiento agrícola.
Fundamentalmente podemos ver que las deyecciones frescas (conocido también como «purín«) suelen tener dos fases, una líquida (donde se concentran los minerales que se aprovechan en fertirrigación) y otra sólida que es la que podemos aprovechar para el compostaje.
Si quereis ver más vídeos sobre como gestionar las deyecciones ganaderas, podéis ver este vídeo sobre la digestión anaeróbia:
La información técnico científica que se genera y comparte, se adecúa grandemente en la denominada «Ganadería Climáticamente inteligente» y la «producción orgánica de pitahaya», en la que actúan microorganismos benéficos en los procesos bioquímicos de la materia orgánica con la subsiguiente recuperación y manejo sustentable de los suelos.
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