Durante el proceso de compostaje, se produce una disminución del volumen de los residuos orgánicos debido fundamentalmente a la transformación de la materia orgánica por parte de los microorganismos, que la asimilan y la metabolizan. En ese proceso, entre otras cosas, se produce una liberación de CO2 que se va a la atmosfera y una cantidad importante de nutrientes minerales que formaban parte de la matriz orgánica y que después de esta metabolización, se quedan en formas más disponibles.
Así, también se suele producir vapor de agua debido a las altas temperaturas de la fase termófila que hace que se reduzca el volumen total y que se requiera un aporte de agua para mantener la humedad de las pilas en rangos óptimos para la actividad metabólica de los microorganismos.
Si durante el proceso no hubiese pérdidas de nutrientes por volatilización (como pasa con el CO2 o incluso con el amoníaco, tal y como ya hemos visto antes) o por lixiviación, sería lógico que algunos nutrientes se concentraran a lo largo de tiempo tal y como podemos observar en las siguientes figuras, que representan la evolución del nitrógeno, potasio (arriba), cobre y manganeso (abajo) durante el compostaje de residuos de cerdo.
Este hecho es sin duda una ventaja desde el punto de vista nutritivo ya que muchos de ellos se obtienen más concentrados, aunque también puede ser una desventaja ya que si no hay pérdidas de nutrientes, la conductividad eléctrica (la salinidad) también aumenta. Si tenemos mucha concentración de nutrientes al inicio, puede ser bueno que haya algo de lixiviación para hacerlos menos salinos y más aptos para su uso como abono orgánico. Todo dependerá de la cantidad inicial…
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