El abuso en la aplicación de fungicidas sintéticos en los cultivos está provocando cierta resistencia de muchos patógenos de plantas con la problemática que eso conlleva (consultar aquí y aquí para más información). Cada vez es más difícil encontrar productos eficaces para este tipo de problemas, sobre todo sin que tengan una gran repercusión medioambiental (como contaminación de ríos y acuíferos). Por este motivo, en la actualidad se está haciendo un gran esfuerzo en el desarrollo de nuevas técnicas de control biológico encaminadas a reducir la gran dependencia de los fungicidas sintéticos con el ahorro económico y medioambiental que eso supone.
Una alternativa interesante que está dando resultados prometedores es la aplicación de “té de composts” como método para reducir la incidencia o la severidad en un gran rango de enfermedades de plantas de origen bacteriano y fúngico. El “té de composts” como su nombre indica, es una extracción acuosa de los composts, la cual además de solubilizar una parte importante de nutrientes, también solubiliza parte de los microorganismos presentes en ellos. En otra entrada hablaremos más en detalle de los “tés de composts”, aunque si queréis profundizar, os recomiendo esta web…
Aunque los trabajos científicos son todavía escasos en este tema comparado con otras estrategias de control biológico, se sabe que las propiedades antifúngicas están relacionadas con la presencia de determinados agentes microbianos en el “té de composts”, siendo su mecanismo de funcionamiento desconocido hasta el momento.
Ejemplo de Botrytis cinerea en fresa |
En el artículo que hoy os presento, los autores han trabajado con el hongo Botrytis cinerea, un hongo muy extendido en la naturaleza y que ataca a un amplio rango de cultivos incluidos frutales, vegetales y otras plantas de tipo ornamental, que crecen en diversos climas. Para ello, han estudiado varios procedimientos de obtención de “té de compost” como son usar diferentes materiales de partida (tipos de composts y residuos orgánicos), la duración y la proporción (relación entre el peso de composts y el volumen de agua) de la extracción acuosa, así como la madurez de los composts. Este último factor es relevante ya que el proceso de compostaje es un proceso biológico en el que participan numerosos grupos de microorganismos que se suceden a lo largo del tiempo. Esto es, la microbiología solubilizada en el “té de composts” dependerá en gran medida del momento del compostaje elegido para elaborarlo.
Por eso, los autores han comprobado que la biodiversidad microbiana para obtener un “té de composts” con propiedades antifúngicas es más importante después de la fase termófila, la que llaman “segunda etapa mesofílica”. Es importante que sea después de la fase termofílica ya que así, se asegura que no haya presencia de bacterias patógenas como algunas especies de E. coli (cosa que han comprobado en un estudio anterior).
Una de las conclusiones más interesantes es que no han encontrado una relación directa entre los efectos antifúngicos del “té de composts” con la abundancia de microorganismos cultivables obtenidos, pero si con su presencia. Todo parece indicar que no es cuestión de cantidad sino de “calidad” de los extractos, es decir, que con pocos microorganismos el efecto se puede notar…
La fuente:
Palmer AK, Evans KJ, & Metcalf DA (2010). Characters of aerated compost tea from immature compost that limit colonization of bean leaflets by Botrytis cinerea. Journal of applied microbiology, 109 (5), 1619-31 PMID: 20629795
Excelente investigación. Ya se acabaron los microorganismo del suelo, y como esterilizan con metan sodio dejan sin población al suelo por lo que afloran con facilita y sin competencia los hongos malos, así mismo los fungicidas sistemicos otorgan resistencia a los hongos perjudiciales y cada vez los productores se vuelven mas dependientes de estos elevando los costos. Propongo que se usen los extractos botánicos para erradicar estos patógenos y reducir costos e evitar resistencias.
Hola Raymundo.
Es muy interesante utilizar productos naturales para inhibir el crecimiento de algunos microorganismos que pueden ser perjudiciales para las plantas. Esto se lleva haciendo desde hace siglo de forma muy empírica, pero es ahora cuando empieza a arrojarse un poco de luz científica al porque de esto. Hay que seguir investigando más…
Gracias por tu comentario.
Germán