La ciencia del compost
 
Método Takakura para compostar en casa… o en el trabajo

Método Takakura para compostar en casa… o en el trabajo

Como dijimos en una entrada anterior, los residuos domésticos (también llamados biorresiduos) son una fuente de materia orgánica muy interesante para hacer compost. Por desgracia, no se aprovechan adecuadamente ya que durante su gestión se mezclan con otros materiales obteniendo al final compost de calidad media-baja. Este problema en parte se podría se solucionar al separarlos en origen usando el quinto contenedor, al cual estamos obligados por ley en España (FEMP, 2010). Otra cosa que mencionamos es que el compostaje descentralizado o a pequeña escala es eficaz para reducir de forma significativa el volumen de estos residuos, con el consiguiente ahorro económico y ambiental. Para hacer compost en casa (compostaje doméstico) discutimos las características de los compostadores eléctricos, unos pequeños electrodomésticos que permiten transformarlos en un corto tiempo y en un espacio reducido. Hoy hablaremos de su versión analógica, basada en el compostaje en cajones mediante el método Takakura.

¿Qué es el compostaje Takakura?

El método Takakura es un compostaje optimizado, que se realiza en un cajón de volumen reducido (30-50 L) relleno de un sustrato activado biológicamente, con alta presencia de microorganismos fermentativos de origen alimentario. Se basa en preparar una “masa madre” compuesta por residuos fácilmente biodegradables como la cáscara y salvado de arroz, a los que se añade unos inoculantes caseros con microorganismos presentes en alimentos como el yogur, la leche, la cerveza, las peladuras de fruta, etc. Tras una etapa de precompostaje que incluye un incremento en la temperatura, este material se incorpora a los cajones, a los que se les irá incorporando residuos de comida bien troceados de forma diaria durante varios semanas o meses. Para más información, consultar las infografías que aparecen al final de este texto.

Mi propia versión de la cajonera Takakura

Este método se implantó con éxito en la ciudad de Surabaya (Indonesia), donde participaron cerca de 40000 hogares (Kurniawan, 2013). El proyecto lo subvencionó la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA, https://www.jica.go.jp/spanish/), siendo el responsable del proyecto el Dr. Koji Takakura, al cual debemos el nombre de esta técnica.

Investigadores del Instituto Tecnológico de Costa Rica han estudiado la implantación de este sistema como alternativa a la gestión de residuos que se producen en su propio campus (Jiménez-Antillón, 2018). Lo hicieron durante seis meses (de junio a diciembre de 2015), analizando de forma periódica la evolución de dos cajones Takakura situados en dos cafeterías del recinto. Analizaron la temperatura, el pH, la humedad y el contenido de los principales macro y micronutrientes de los sustratos, y según sus estimaciones, consiguieron transformar cerca de 89 kg (232 L) de biorresiduos por caja Takakura, lo que se tradujo en una producción de 17 kg de compost por caja.

Según sus conclusiones, este método fue efectivo para gestionar los residuos de comida en ambas facultades durante el tiempo estudiado. Si bien, hay detalles a mejorar como la localización de las cajones Takakura (había preocupación sobre su conveniencia de estar en locales cerrados) o la formación/concienciación de los usuarios sobre dicho sistema. En cuanto a la propiedades del compost, según sus autores reúne las suficientes características para ser de calidad, aunque no dan muchos datos que lo confirmen, como por ejemplo la salinidad, el contenido de metales pesados o presencia de patógenos.

Según mi opinión, este sistema puede funcionar aunque requiere de una gran implicación por parte del usuario. El principal problema que presentan este tipo de compost es su elevada salinidad, que podría solucionarse ajustando la cantidad máxima de biorresiduos que se puede añadir a cada cajón Takakura. De hecho, los residuos de comida tienen mucha sal, sobre todo tras cocinarlos. Sobre su maduración, se puede solucionar dejando reposar el material varios meses una vez terminada la última incorporación de biorresiduos. Sinceramente, creo que hace falta un estudio en profundidad sobre la transformación de la materia orgánica mediante este sistema, que permita conocer y optimizar correctamente este proceso para así, favorecer su implantación.

Las fuentes:

  • Nuevo marco para la gestión de residuos municipales. 2010. Federación Española de Municipios y Provincias. ISBN: 978-84-92494-22-4. Disponible en: https://www.miteco.gob.es/images/es/resmarcogestionresiduosfemp_tcm30-178825.pdf.
  • Tonni Agustiono Kurniawan, Jose Puppim de Oliveira, Dickella G.J. Premakumara, Masaya Nagaishi. 2013. City-to-city level cooperation for generating urban co-benefits: the case of technological cooperation in the waste sector between Surabaya (Indonesia) and Kitakyushu (Japan). Journal of Cleaner Production, 58, 43-50. http://dx.doi.org/10.1016/j.jclepro.2013.08.002
  • Joaquín Jiménez-Antillón, Carlos Calleja-Amador and Luis G. Romero-Esquive. 2018. Food Waste Recovery with Takakura Portable Compost Boxes in Offices and Working Places. Resources, 7, 84; doi:10.3390/resources7040084

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