Un artículo científico es la principal forma en la que se transmite el resultado de una investigación y se publica en una revista especializada. Dependiendo de la disciplina científica, la estructura de este texto puede variar ligeramente pero conserva unos bloques que son generales y comunes. Estos son el título del trabajo, un resumen, una introducción teórica y justificación del trabajo, un apartado en donde se describe cómo se ha realizado, los resultados de la investigación y la discusión de los mismos, las conclusiones obtenidas y un apartado que recoge la documentación que has utilizado. Este esquema básico se conoce como el IMRAD (acrónimo de Introduction, Methods, Research and Discussion), propuesto hace ya más de 50 años para armonizar las publicaciones científicas.
El caso es que estoy terminando una entrada para este blog que está basada en un artículo científico que me he leído recientemente. Dentro del mismo (muy interesante, por cierto) he encontrado varias citas bibliográficas, también muy interesantes, que me gustaría leer. Son 11 y se corresponden con un 7% del total de citas usadas en el artículo (es un artículo de revisión, que suelen llevar muchas. De hecho, creo que esas 11 son también de este estilo…). El caso es que suelo leer una media de 2 ó 3 artículos por semana y aunque suelen ser menos voluminosos que este, me pasa algo parecido (me interesan aproximadamente un 5 % de las citas bibliográficas que se citan).
Si uno hace algunos números (y calcula la progresión aritmética correspondiente), se da cuenta de que es imposible leer todo lo que le gustaría. ¿No encontráis cierto paralelismo cuando navegáis por internet? Yo si…, es decir, que una página os lleva a otra, y a otra, y a otra, y así hasta el infinito…
Jejeje, la verdad es que si. Es una reflexión que me vino a la cabeza por que ando liado escribiendo una cosa para un capítulo de un libro y veo que es interminable… cuanto más leo, más cosas tengo en la lista de «pendientes por leer»
Completamente de acuerdo